El drama del cuaderno corporativo.
10/7/20251 min leer


Seguro que te ha pasado. Te regalan un cuaderno corporativo con un diseño tan cuidado que da pena estrenarlo. Lo miras, lo hojeas, hueles sus páginas nuevas… y terminas guardándolo en un cajón, esperando el momento perfecto para escribir “esa idea brillante” que aún no ha llegado.
Ese es el drama del cuaderno corporativo: demasiado bonito para usar, demasiado valioso para tirar. Se convierte en un objeto especial, uno de esos pequeños tesoros que nunca pasan desapercibidos.
Y aquí está la magia: aunque no se use de inmediato, el cuaderno cumple su misión de branding. Cada vez que lo ves, recuerdas a la empresa que lo regaló. Su logo, sus colores, su personalidad están ahí, acompañándote silenciosamente.
En un mundo en el que la mayoría de los regalos promocionales tienen una vida útil corta, el cuaderno corporativo bien diseñado es un merchandising que perdura. Puede estar meses —incluso años— esperando el momento adecuado para brillar. Y cuando al fin se abre y empieza a llenarse de ideas, proyectos o recuerdos, se convierte en un aliado inseparable.
Por eso, en Grupo Heliópolis creemos que un cuaderno corporativo no es solo un objeto: es un vehículo de identidad. Si está bien diseñado, se transforma en un recuerdo duradero y en un embajador silencioso de la marca.
Al final, no se trata de cuándo se use, sino de todo lo que transmite mientras espera.
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